Situación: Tengo que hacer tiempo para no llegar tarde a un lugar (por lo menos una vez) y para eso nada mejor que un bar. Afuera, una sensación térmica de 35 (mil) grados. Entro, me siento y pido un café. El toilette? Me mira sobradora. El baño? Por allá. Arrastrándome hasta la puerta, entro y salgo rápido. Me siento de nuevo. Mozo #1 y Moza #2 se acercan y Moza #2 exclama, horrorizada: NO HAY PAPEL HIGIÉNICO EN EL BAÑO?! Mozo #1 suelta una carcajada y en ese segundo entiendo todo: miro mis manos mojadas.
Sabiendo que tendría que haber dicho...
"Sí, hay papel higiénico, pero yo tengo las manos mojadas porque me lavé las manos, me mojé el pelo porque tenía muchísimo calor y no había toalla, entendés?"
Sin embargo dije...
"No, sí, no, claro, no, porque, no, sí, no, las manos, nono, ehmm, es que--te pago en la caja, chau."
Dudo que pueda rescatar algo bueno de esto, de hecho, si esta escena fuera una pila, creo que tampoco tendría un lado positivo. Ni me da vergüenza contarlo. Vergüenza no me queda. La vergüenza la gasté toda en esos dos minutos.
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Mi vida:
(Acto único)
Partera: Es una nena.
A los 12 años...
Maestra: Es una excéntrica
A los 18...
Recepcionista del CBC: Es una más.
Presente...
Espejo del baño: No sé que és, pero ya no me preocupo (ella tampoco).
Fin.
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Con Jugando:
*Yo soy
*Tú eres
*Él es
*Nosotros somos
*Vosotros sois
*Ellos son
Nosotros somos? Gramática atorranta, cómo te gusta mentir!
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Pican, pican los mosquitos, pensé, disimulando ante el insecto que trataba de escaparse del offuera hace calor y adentro hace infierno son Los Otros, película que no vi y tampoco recomiendo porque me asustonta yo no soy, o recién ahora caigo en la cuenta, mozo por favor, no, agrégueme un cortémosla con la pavada porque me canson, rivadiavia y anotador Congreso en donde debaten el Presupuesto los Senadores en la cena o almorzando con mirtha le grand plástica que la mirás y es un espanto panto panto ñatoysalimostodoscorriendo!
Ustedes salen corriendo del blog.
Yo salgo corriendo a buscar una inyección de coherencia.
(Vayan corriendo la bola)
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Inconciente colectivo:
-A dónde vas?
-A Lanús.
-Subí que te llevo. Y vos a dónde vas?
-A San Fernando.
-Subí que te llevo. Y vos?
-A Mar de las Pampas.
-Subí que te llevo. Vos?
-A Tandil.
-Subí que te llevo.
En mi cabeza, el Complejo De 60 hace que todo funcione al revés: a mi bondi mental, cualquier pasajero le viene bien.
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Sábado reflexivo:
Tengo problemas con las personas, puntualmente con las gramaticales. A veces empieza a escribir en primera y termina hablando en tercera. Con las preguntas también me equivoco, generalmente hago de más. Ella usa el signo de pregunta donde no va? O exagero exclamáticamente!!!
Pero todos los problemas de letras se solucionan con un curso en Letras.
Y todos los problemas de existencia se solucionan...?
(...continuará)
(cuando tengamos más información sobre el tema)
(o cuando no tenga otro tema para distraerme)
punto
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Afuera llovían piedras. Yo no sé si el cielo estaba jugando al tetris o qué, pero llovía en bloques. Adentro también había agua. Un mar de palabras en el que casi me ahogo. Salió el tema y empezó la polémica. No en el bar, claro, porque estábamos en una casa. Y porque yo no soy Sofovitch. Ya bastante que soy yo.
Él: No podés decir que Dios no existe.
Yo: Sí: no existe.
Él: Sí existe.
Yo: Que no.
Él: Que sí.
Yo: Que no.
Él: Que sí.
Yo: Que no.
Él: Que sí.
Argumentación, análisis, seriedad, atención. Cuando tenemos este tipo de discusiones me pregunto si como castigo no nos iremos al infierno (al infierno de los que tienen la capacidad de producir sonidos con la boca pero no dicen nada, claro está).
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Batalla naval!
Ahorcado!
Monopoly!
Buscaminas!
Guerra!
Casita robada!
T.E.G.!
Pará pará pará. Vos te pensás que yo estoy hablando de jueguitos? Ja!
Por qué no ponés la CNN?
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Infinit(iv)o:
No pisar las rayitas. Pasar a calle de baldosas con rayitas muy pegadas. Frustrarse y pasar a otra distracción. Caminar, caminar. Pretender encontrar en la calle o en el bar respuestas a preguntas no formuladas. Sentarse en la mesa de siempre, hablar con su compañía de siempre y concluir en las mismas conclusiones de siempre. Alegrarse por esa persona necesaria. Mutuamente. Brindar con café y no agua. Brindar con agua, mala suerte. Hablar de la metafísica de la cucaracha, de la pelea entre paréntesis, de la limitaciones del puntoyaparte y de la moda otoño-invierno en Bélgica año '56. Interlocutor pagar su parte de la cuenta, sonreír, irse a su casa. Protagonista pensar sobre lo dicho en lo no dicho. Protagonista ser feliz con tan poco. Protagonista necesitar contar todo eso que vive. Protagonista fanática de los verbos irregulares y hablar en tercera persona.
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Es así:
Hago las paces con el reloj. Lo miro: 12.01hs. Llamo por teléfono.
Yo: Feliz cumpleaños!
AmigoQueViveEnUSA: Pero acá todavía es lunes!
Yo: ...
Y claro, si entre nosotros, que somos amigos, no nos podemos poner de acuerdo ni en qué hora o qué día es, ¿a quién le sorprende que entre humanos--? En fin. Se entiende (no se respeta). Pero bueno. Es así.
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Tiempo al tiempo:
Es sabido que 9 de cada 5 jóvenes argentinos tienen dificultades con las matemáticas. Yo por suerte no tanto. Mi problema en realidad es con la matemática del reloj. Cuando tengo que estar temprano llego tarde, cuando tengo márgen para llegar tarde llego tardísimo y nunca hago las cosas a tiempo. En quince minutos, bueno, y media, no, menos cuarto, está bien, está bien, en punto... Así es como pasan los minutos y las horas y no hago nada. Así es como pasan las letras y las palabras y no digo nada. Pero yo lo sé: el reloj es terrorista. Y un sabio filósofo dijo que uno tiene que elegir entre estar del lado de los buenos o de los terroristas. Personalmente prefiero un término medio, es decir, los buenos terroristas.
Conclusión: en cualquier momento empiezo a ser puntual. Sí, sí, en 15 minutos empiezo.
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Inseguridad en Palermo:
Calle Kennedy, camino a casa a la madrugada. No pasa nada, no pasa nada, pasos, pasos. No sé de dónde salió, tampoco es eso justamente lo que me preocupa. Camino yo, camina él. Cada vez más cerca. Miro el piso y veo la sombra agrandándose. Hubiera tomado un taxi, o no, porque evidentemente hay un Dios simpatizante de los taxistas y se está vengando. Camino yo, camina él. Bueno, listo, le doy lo que tengo encima y punto. No es tanta guita. La sombra enorme. Sin espejo me veo pálida. Che, dice. Yo sigo. Camino yo, camina él. Miro para abajo, cierro los ojos y taquicardia. Che, repite. Adelante unos 60 metros para la esquina, acá una obviedad: no llego. Che!, grita. Y ahí está al lado mío, lo veo de reojo, me paro. Él revuelve nervioso los bolsillos de su saco y me muestra lo que tiene en la mano. Yo miro con horror, espanto. Se pone el cigarrillo en la boca y me dice tranquilo: "Che, no tenés fuego?" Lo enciende. Se va.
Y sí, ahora me siento culpable por mala persona, prejuiciosa, por pensar que cualquiera que anda por esas calles a la madrugada va a robarme.
Pero que quede claro: vos sos peor, pretendés que de verdad me roben para darle un final redondo a la historia!
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